¡Qué conste... son reflexiones!

Gracias por su tiempo

Gracias por su tiempo
Política
Febrero 04, 2014 15:26 hrs.
Política ›
Sócrates A. Campos Lemus › diarioalmomento.com

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Yo no sé si los días de asueto, donde se supone que no debemos hacer nada, tal vez, reflexionar un poco y descansar, obligan a muchos a mirar las cosas tal cual son. En general me sucede, cuando dedico tiempo a meditar y orar, algunos me preguntan la razón de “perder ese tiempo”, pero no se pierde; el tiempo siempre está corriendo, estemos haciendo algo “útil” o manoteando o “chachalaqueando” o simplemente estando en silencio. Hace unos días, tuve la oportunidad de cenar con algunos amigos y el que nos invitó, tuvo la gentileza de decirnos a todos que: “nos agradecía nuestro tiempo”. Este agradecimiento no es común, sobre todo, cuando las gentes importantes que nos invitan piensan que nos hacen un favor. La realidad es que en este caso, uno de mis amigos cercanos, me comentó que el anfitrión quería que cenáramos, porque en una reunión anterior le había caído bien, y en esta ocasión, quería que tuviéramos una reunión que permitiera conocernos mejor.
Cuando nos dijo que: “nos agradecía nuestro tiempo”, claro que pensé en que en verdad es una persona sensible y muy inteligente, con gran experiencia de vida a pesar de su corta edad, en lo personal, le supero con más de cuarenta y tres años. Por mi experiencia de vida, siempre me ha gustado platicar y convivir con gentes mayores que yo, pero con mi propia edad, éstas, se van agotando y terminando. Pero también me ha gustado mucho platicar y convivir con jóvenes, se les aprende mucho y se saben muchas cosas que normalmente uno ignora por estar en otro tiempo. Claro que creo que los tiempos actuales son mis tiempos y por esa razón no dejo de escribir, de meditar, de reflexionar ,y sobre todo, de protestar.
Ni jóvenes ni viejo me habían sacudido con ese agradecimiento del: “Gracias por su tiempo” y por ello lo comento. Sé que no es sencillo pensar en el tiempo, por ello, cuando nos comentó esto, le platique una de las historias de Alejandro Magno, quién en su lecho de muerte le solicitó a sus generales que al morir, convocaran a los médicos más famosos de su tiempo y que cargaran su ataúd; que regaran sus riquezas en el camino al cementerio y que le llevarán con las manos fuera, mostrándolas a todos. Uno de sus generales le solicitó que le dijera la razón de esas peticiones y él les señaló: quiero que convoquen a los médicos y que éstos carguen mi ataúd para mostrar que no hay conocimiento que pueda revertir el paso del tiempo ni puede revivir a nadie; nadie está por encima del Creador. Quiero que rieguen mis riquezas para que todos entiendan que nada se lleva uno al morir y que lo adquirido aquí, aquí se queda. Y quiero llevar las manos fuera para mostrar que van limpias, sin nada y que nada se puede hacer ante la pérdida de lo más valioso en la vida que es el tiempo. Y esas reflexiones de Alejandro me marcaron siempre en la vida, entender eso, pero sobre todo entender que el tiempo es un valor que no se puede desperdiciar ni se puede dilapidar.
Cuando estuve en la cárcel de Lecumberri, por los acontecimiento de 1968, detenido allí por más de dos años ocho meses y sacado para ser enviado al exilio a Uruguay y Chile, entendí que solamente tenía la gran oportunidad de no perder el tiempo en lamentos y en resentimientos si me ponía a leer, pensar y reflexionar. Esto me valió mucho, porque no perdía mi tiempo en esos negros pensamientos que llenaban las vidas de muchos de los que estábamos presos injustamente por el simple hecho de demandar el respeto de nuestros derechos. Ahí, en la cárcel, se fraguaron muchos rencores y se idearon muchas perversidades que, al final de cuentas, siguen lastimando a algunos y mantienen en el rencor y en el resentimiento a muchos más que no han sabido entender la gran lección y lo mucho que crecimos por aquellos eventos que nos marcaron por siempre. Así que muchos siguen perdiendo su tiempo y otros lo disfrutamos y valoramos. Por ello, cuando un joven exitoso al convivir con nosotros en una cena nos agradece nuestro tiempo, pienso que en verdad “no es el éxito el que nos brinda la felicidad, sino que es la felicidad la que nos permite el éxito” en la vida, y por esa razón, cuando encuentra uno a este tipo de gentes de éxito y que saben superar los malos tiempos y no se dejan doblegar, los podemos considerar nuestros amigos de verdad. No cualquiera respeta el tiempo de los demás, ni valora el gran significado del mismo, por ello, gracias a todos ustedes por su tiempo, por el gran tiempo que le dedican a leernos y así estamos bien, muy bien pagados. Su valioso tiempo es un gran pago para lo que hacemos con humildad y con devoción, porque en realidad, deben saber ustedes que nos leen, que lo que hacemos es lo que amamos en la vida. Y, por ello, también, les dedicamos nuestro tiempo.

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