CIUDAD DE MÉXICO.- Los insultos y las descalificaciones entre los diputados fueron el común denominador en la sesión donde se aprobó la reforma energética.
El debate del proyecto comenzó la tarde del miércoles en el Auditorio “Aurora Jiménez Palacios” del Edificio E y concluyó ayer por la tarde tras 20 horas de discusión.
El líder de los diputados panistas, Luis Alberto Villarreal, lamentó las pésimas condiciones para sesionar una reforma trascendental para el país.
La votación nominal de los 500 diputados se realizó con total desorden. Fue uno a uno, de viva voz, porque en la sede alterna no había tablero electrónico. Villarreal responsabilizó por esto a los diputados de izquierda que tomaron el salón del Pleno y a los manifestantes que cercaron el Palacio Legislativo de San Lázaro.
En la sesión hubo un supuesto “cachirul”, que en realidad era el legislador Rogelio Chávez, suplente del diputado con licencia, Martí Batres. El presidente de la Mesa Directiva, Ricardo Anaya, desconoció al legislador y afirmó que había votado una persona que no era diputado y que ese voto se anularía. Al final Anaya reconoció su error.
Incluso hubo tiempo para que el diputado perredista por Michoacán, Antonio García Conejo, emitiera su posicionamiento en contra del dictamen mientras se quitaba el saco, camisa y pantalón. El legislador quedó en ropa interior para mostrar a sus colegas cómo con esta reforma se despojaba a la nación de sus recursos energéticos para entregarlos al capital privado.
“Así como han despojado a la Nación con privatizar Teléfonos de México, así están despojando a la Nación, porque es lo que están haciendo, quitaron y privatizaron Teléfonos de México, ¿y dónde está el beneficio? También Ferrocarriles de México, sí, sí solamente me queda esto...”.
García Conejo —medio hermano del coordinador de la bancada del PRD en la Cámara de Diputados, Silvano Aureoles— incluso retó a golpes a un diputado y le llamó cobarde.
Pero ése no fue el momento de mayor tensión. Antes, las diputadas Karen Quiroga, del PRD, y Landy Berzunza, del PRI, llegaron hasta los golpes.
La perredista acusó a la priista de tratar de impedirle subir a la tribuna a presentar sus reservas, por lo que comenzaron a manotearse y la priista fue herida en el ojo.
Con la voz entrecortada y ya en la tribuna, Quiroga dijo que habló personalmente con la priista para disculparse y reconoció que la situación de salió de control.
El líder priista en la Cámara baja, Manlio Fabio Beltrones, confió en que “lo que le sucedió a la diputada no sea de mayor gravedad” y le recomendó que “use más las ideas que las manos”.
La reforma debe ser aprobada por 16 congresos y 120 días después podrían estar listas las leyes secundarias.
El presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Senadores, David Penchyna, adelantó que no habrá sorpresas al respecto.